Tiempo libre
Theory of Time, de Daku
A veces pasa que la dificultad de administrar el tiempo nace porque no mediste la magnitud de los desafíos que elegís o tenés que enfrentar (y en esto siempre es mejor ser humilde, ser pesimista, en fin, ponerse abajo). Exagerar en la previsión de tiempo que te va a llevar hacer algo es una bendición, porque después te queda tiempo libre, con la sensación de misión cumplida como corolario.
No es lo mismo predisponerte a hacer un viaje de tu casa al trabajo que ir en auto a Bariloche. El cansancio te agarra más rápido cuando no estás preparado. Si vas a Bariloche, sabés que no vas a tener internet en algunos tramos del camino, que más vale que lleves algo de música descargada, que vas a necesitar preparar comida o encontrar un lugar para parar y comer en la ruta, y mate... Hay una preparación acorde, que muchas veces es fuente de satisfacción por anticipado. Y puede pasar que te canses menos en ese viaje que en los cuarenta minutos de colectivo que te tomó ir a visitar a un amigo. ¿Por qué? Porque en el plan barilochense hubo un seteo de expectativas y una adecuación a la realidad.
Cuando subestimás el tiempo que te lleva una tarea, corrés el riesgo de ser sorprendide por su inesperada magnitud. Ahí sobreviene el stress. ¿Y qué es eso? Va la definición que más me gusta, de DeRose: “Stress es el estado psico-orgánico producido por el desfasaje entre el potencial del individuo y el desafío que tiene que enfrentar”. (Desfasaje para abajo, para arriba está todo bien).
¿Entonces hay que suavizar la pendiente, bajar el volumen de las aspiraciones? Según DeRose, al contrario: aumentar el potencial que tenés para lidiar con todo lo que te propongas. Y de paso, hacer buenos cálculos para que el tiempo, la energía y la capacidad siempre te sobren.