Ascetismo y heroísmo
Pentesilea, reina de las amazonas, tapiz en Château d'Angers
Tener menos autos, traer menos gente al mundo, comprar menos celulares, computadoras y electrodomésticos, menos ropa, producir menos basura… ¿Qué otras frugalidades se podrían adoptar? Ciertamente no respirar menos, ni tomar menos agua.
Al mismo tiempo, tener muchas ganas, tener inmensas ambiciones. Más tiempo, más energía, más acción y aventura, más motivos para salir de la cama, más coraje para abandonar el hogar cuando es preciso o para quedarse en él cuando las vidas de otros existentes dependen de ese confinamiento.
Desconfiar de todos los aplausos que ponen el heroísmo del lado del consumo, no sólo de objetos. Conviven siempre muchas posibilidades: fumar una experiencia, atesorarla con cuatro candados, prodigarse... Esta última tiene la particularidad de dar algo a cambio después de usar.
Asimismo, sospechar de la condena de lo mínimo y de lo poco. Rescatar (¿inaugurar?) un ascetismo que es el de la fruición por el uso mesurado, por la manera correcta de hacer cualquier cosa. En cada momento está por verse cuál es esa manera.
Yael Barcesat
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