Herencia
Conversación náhuatl
Hace milenios, la percepción sonora alcanzó un umbral de refinamiento difícilmente superable en el antropoceno. Antes de que las herramientas del anthropos poblaran la atmósfera con sus sonidos, otras vibraciones podían ser registradas en el aparente silencio. La gente que se dedicó a esa ciencia enseñó por vía oral, haciendo una primera traducción: de la vibración sonora a los sonidos emitidos por el aparato fonador humano.
En algún momento esos sonidos tomaron forma visual gracias a la escritura, entonces hubo una segunda traducción. Quienes milenios después seguimos teniendo acceso a esas escrituras, pero no a un registro fonográfico, decodificamos y llegamos inevitablemente a un sonido que ya no es el punto de partida: desde los signos visuales tratamos de volver a los sonidos humanos emitidos por el aparato fonador que remiten a las vibraciones percibidas, que no se producen con el habla. El mensaje llega con bastante ruido, y aun así insistimos en apegarnos a las letras y a los signos en vez de emprender un camino tal vez más espinoso pero menos transitado, el de la transmisión oral. Si logramos acceso a fuentes confiables, estaremos deshaciéndonos del paso de la traducción del sonido al signo.
Aprender sin leer, apenas escuchando, es una práctica desafiante. Requiere un uso particular de la memoria. Demanda guardar y rescatar después, a voluntad, cuando te llegue el turno de retransmitir. Es tener una random access memory.
Aprender sin leer implica también hacerlo sin escribir, sin esa práctica que fija la memoria del conocimiento mediante el gesto de escritura. En lugar de ese recurso, hace milenios, ¿se habría usado el del gesto expresivo que acompaña la entonación de una frase? En vez de circunscribir el sello corporal del lenguaje al movimiento de la mano que escribe, la danza que acompaña la idea podría haberse localizado en cualquier parte o combinación de partes corporales. La danza del gesto, el canto melódico, el ritmo que muchas veces imprimía la métrica, la inagotable repetición: todos estos habrían sido elementos técnicos que hacían inseparable un contenido de su forma.
La lectoescritura es una tecnología que inauguró y borró maneras. ¿Qué inauguramos y deleteamos con las random access memories de hoy?
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